Cuatro jóvenes espadas, que tienen toda la ilusión por ser toreros, derrocharon arrojo y buenas maneras en la plaza de toros más antigua de la provincia, la de Pastrana. Lo hicieron en el V Certamen de Tauromaquia que la villa ducal dedica, ya para siempre, a la memoria del torero Iván Fandiño, tristemente fallecido el año pasado. Se celebró en formato de clase práctica, organizada por la Escuela Taurina de Guadalajara. Se lidiaron cuatro becerros de la ganadería de Victoriano del Río. Y como cada año, Pastrana la organiza para apoyar a chavales, principalmente de la tierra, que se inician en el mundo del toreo.
Abrió plaza un joven que promete, como es Jesús Romero. Lleva el toreo en la sangre. No en vano, su padre fue matador de toros. Estuvo impecable de principio a fin en su faena a un novillo justito de fuerza, pero de mucha calidad, al que entendió perfectamente. Romero hizo una faena maciza, robusta, sin altos ni bajos y de gran belleza en su conjunto, que le dejó muy satisfecho.
La última en saltar al ruedo fue otra discípula de la Escuela Taurina de Guadalajara, Carla Otero, de catorce años. Después de sufrir un percance en un quite con el capote, y rehacerse de él con valentía, Carla mostró en Pastrana su temple, visión y concepto puro del toreo. Y al final se mostró muy feliz.
Al terminar el festejo, tomó la palabra el alcalde de Pastrana, y presidente del festejo, Ignacio Ranera, que agradeció la organización del evento a la Escuela Taurina de Guadalajara, felicitó a los toreros y recordó la figura del añorado Iván Fandiño.