Se teme lo peor, que se apruebe un trasvase "triple" de 20 hectómetros cúbicos cada mes, hasta un total de 60 hm3, cuando los pantanos de Entrepeñas y Buendia apenas han alcanzado una cantidad de agua embalsada que asegure el futuro de la cuenca. ¿Qué ocurrirá si deja de llover?, pero desde el Ministerio no le dan un a respuesta satisfactoria. Apenas hay en este mismo momento 470 Hm3 embalsados en los dos pantanos de cabecera, una situación de partida francamente mala, pues un año como los anteriores, con pocas precipitaciones en primavera y verano puede condenar a la "ruina" a todos los municipios afectados, hasta un total de 22 (11 de Guadalajara y 11 de Cuenca), incliyendo Sacedón, de donde es alcalde.
No quieren el dinero que abona el SCRATS al Gobierno central, que luego reparte entre las tres Comunidades (CLM, Madrid y Extremadura) por las que discurre el Tajo, sino el agua que puede generar riqueza, empleo y fijar población.
El informe, persentado recientemente, sobre las consecuencias del trasvase Tajo-Segura en la zona es muy clarificador. Con agua se podría vivir muy bien en todas esas localidades, pero sin el agua se les condena "a muerte". La situación se podría revertir, siempre que se cierre el trasvase, pues allí tienen desaladorfas y aquí no hay alternativas, asegura tajante.
Todo se reduce a una cuestión económica: en el Levante están pagando apenas 10 céntimos por el metro cúbico del trasvase y el de las desaladoras les sale a casi 40. Ahí está, a su juicio, la explicación a la voracidad levantina con el agua del Tajo.
Los ribereños, la mayoría antitrasvasistas, consideran que el mínimo embalsado para aprobar trasvases debe elevarse considerablemente, al menos hasta casi mil Hm3.